Sesion 6, Capitulo I

Una luz blanca ciega mi vista.

La ciudad de Ryoko Owari Toshi, el murmullo de la gente, el apacible mercado de abanicos, el majestuoso kimono de Nodoko. Recuerdo bien el intentar conseguir recursos de la embajada Leon y tener que gastar mis propios kokus para comprar ropa nueva.

Almenos me permiti el lujo de comprar un kimono de buena calidad, pues seguro que tarde o temprano me seria de utilidad.

Recuerdo el viaje en Kobune por el rio hasta la ciudad cangrejo, es curioso como reacciona la gente no?

Todos miraban el horizonte horrorizados, el cielo era mas oscuro el viaje que nos aguardaba en tierras cangrejo nos llevaria cerca del oscuro corazon de la mancha ... y no obstante, la luz cada vez me ciega con mayor fuerza.

Recuerdo como me cuesta seguir la conversacion de Kuni Tansho, y aunque la presencia de Hida Kuon me impresiona apenas puedo fijarme en el.

Apenas se oyen sus palabras, apenas se ven sus formas.

En el camino los samurais observaban los arboles marchitos, la tierra reseca, las huellas de increibles horrores ... sin embargo yo no.

Recuerdo imagenes y sonidos ... claros como el agua mas pura, nitidos como el cielo en verano. Y sin embargo se que no son las mismas imagenes y sonidos de mis compañeros.

Puntas de Yaris, hojas de Katanas, martillos de Day Tsuchis, banderas oteando, armaduras de guerra, sudor, sangre y deber en los ojos...

Cuando llegamos al castillo Hiruma guiados por Hiruma Todori me preparo para la guerra, el actual daimio Hiruma Masagaro esta muerto y aun no lo saben. En la cena estoy distendido y preparado ... apuro mi plato mientras llegan las noticias de la muerte de Masagaro y el nuevo cargo de Todori, me informo de mi posicion y me voy a descansar comodamente.

Los gritos me ensordecen, puedo escuchar a mis hermanos cantar, cargar, gritar y luchar. La gloria de la batalla aguarda!

Recuerdo como al levantarme estaba nervioso como una chiquilla apunto de conocer a su prometido, me sobraba tiempo para ponerme la armadura debatiendo si el abanico me quedaria mejor a la izquierda o a la derecha de mi obi ... los sirvientes del castillo me informan que no tienen mon para mi estandarte ... alegremente les doy mi kimono de mas valor.

Y alli estoy, encima de la muralla aguardando las ordenes.

El cielo es de un blanco puro, las hojas de cerezo envuelven a los soldados, las doradas armaduras de mis compañeros ciegan al propio sol mientras mis ancestros me susurran canciones de gloria en los oidos.

Y empieza la guerra.